Obedecer es mejor que los sacrificios

Tema                 : Obedecer es mejor que tus sacrificios
Texto Base    : 1 Samuel 15:1-23

INTRODUCCIÓN

Cuando le servimos al Señor, es importante mantener nuestro corazón con la actitud correcta.  No se trata tanto de cuánto hacemos para el Señor, ni cómo se ve lo que hacemos delante de los hombres.  Más importante delante de Dios es la verdadera razón que nos motiva a trabajar para el Señor.

     Cuando leemos Las Sagradas Escrituras nos damos cuenta que en los tiempos de Jesús había muchos que eran rigurosos en guardar la ley, hacían cosas extraordinarias para agradar a Dios, según sus propios conceptos.  Los fariseos y los doctores de la ley crearon una serie de mandamientos que no estaban contenidos en la Palabra de Dios, porque querían ser demasiados precisos en obedecer a Dios. Eran impecables en lo exterior, pero internamente estaban lejos de Dios.

      No se puede agradar a Dios según nuestros propios preceptos, por eso es importante detenernos a escudriñar lo que dice la Palabra de Dios, atesorarla en nuestro corazón y ponerla por obra.  El salmista dice en Salmos 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”  El verdadero propósito de leer, estudiar y meditar en la Palabra no debe ser el acumular conocimientos, el memorizar mecánicamente versículos bíblicos o el pretender vanamente profundidad teológica.  Cuando un creyente lee, estudia y medita en lo que Dios nos dice en Su Palabra es para ser transformado por la misma, que ella moldee nuestro carácter, nuestra forma de pensar y nuestra forma de actuar.  Un verdadero creyente se conoce no por una tarjeta de miembro, no por llevar una Biblia o por conformarse con un formato externo de vestimenta.  Las personas respetan a los cristianos que guardan la Palabra de Dios, aunque no siempre estén de acuerdo con ellos.

     Hoy deseo referirme a un hombre, un personaje bíblico, que a pesar de que Dios lo escogió para un importante cargo, se llenó de vanidad con el cargo y menosprecio la Palabra de Dios y esto le acarreó grave consecuencias.  Me refiero al rey Saúl.

I.-  EL EJEMPLO DE SAÚL.

       Saúl fue el primer rey de Israel, cuando la nación pidió rey a Jehová.  Saúl no se postuló para el cargo, no estaba buscando ser elegido, no hizo campaña para buscar esa posición.  Fue Dios quien lo escogió y lo invistió para ese cargo.  Hay que tener en gran estima el lugar y la posición que Dios nos da para hacer Su Voluntad y entender que nuestro corazón no debe estar apegado a la bendición, sino estar dedicado hacia Quien envía la bendición.

     Alguien dijo en una ocasión que Dios no escoge a los capacitados; más bien capacita a los que Él escoge.  Saúl no sabía cuáles eran sus responsabilidades como rey, qué papel tenía que desempeñar o cómo ganarse el favor del pueblo.  Sin embargo, Dios fue guiándolo a través del profeta Samuel para que tomara las decisiones correctas y diera los pasos necesarios.  Ahora, en el capítulo 15, el profeta Samuel se dirige al rey Saúl con una serie advertencia.


II.-  UNA SERIA ADVERTENCIA. (1 samuel 15:1)

     Lo primero que el profeta le dice al rey es: “ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.”  Antes de salir a hacer cualquier cosa, Saúl tenía que prestar atención a lo que Dios decía, cuantos de nosotros muchas veces perdemos las bendiciones de Dios por estar en cualquier cosa cuando el nos quiere hablar y usar, no debemos perder nuestro tiempo
Tarde o temprano eso nos va a traer derrota y sufrimiento, porque Dios no se equivoca.

III.-  DESTRUYENDO A AMALEC. (1 Samuel 15:2-8)

     Para conocer la historia de Amalec tenemos que ir a Éxodo 17.8-14.  Cuando la nación de Israel salía de Egipto, los amalecitas pelearon contra Israel en Refidim y Moisés tuvo que subirse a la cumbre de un collado e interceder para que Dios le diera la victoria a Israel sobre Amalec.  Amalec representa todo lo que el enemigo levanta contra una persona cuando sale del mundo. 

Eso es muy común cuando uno se convierte a Cristo, la familia te ataca, la esposa te quiere dejar, los amigos se burlan, la gente te critica. El enemigo de las almas usa todas sus armas para que tú te arrepientas de haber salido de Egipto.  Cuando llegan esos momentos, no necesitas a alguien que te critique, porque son muchas las luchas que ya tienes, necesitas a alguien que se suba a la cumbre de un collado e interceda por ti para que Dios te de la victoria en medio de lo que estás atravesando.

     Son muchos los amalecitas que se levantan para impedir que llegues a la bendición de Dios. Hay amalecitas en forma de pecados ocultos, de malos hábitos, de malas compañías, de malas costumbres.  Tienes que destruirlos a todos uno por uno, porque el amalecita que tú no destruyas te puede destruir a ti.  Se levantará de tiempo en tiempo contra ti y te hará la guerra.

      Josué comandó las fuerzas de Israel en la pelea contra Amalec, y Dios les dio la victoria, pero el Señor le dijo a Moisés: “Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.”  Ahora Dios comisiona a Saúl para que cumpla esta palabra.

     La orden que Dios le dio a Saúl por medio de Samuel, fue muy seria y a veces difícil de entender para muchos, pero era importante que Saúl la cumpliera al pie de la letra: “Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.”  

Saúl entendió bien la orden de parte de Dios y antes de emprender la batalla le dijo a los ceneos –un pueblo que mostró misericordia a Israel durante su peregrinación-  salid de en medio de Amalec para que no sean destruidos con ellos.  Saúl puso más cuidado en separar a los ceneos de los amalecitas que en obedecer la Palabra de Dios. Y Dios se enojó por ello.




IV.-  LA OBEDIENCIA A DIOS ES FUNDAMENTAL PARA LA VICTORIA. (1 Samuel 15:9-)

     Hay situaciones que ante los ojos de los hombres son buenas, pero delante de Dios son reprobadas.  Hay batallas cuyos resultados los hombres pueden verlas como victorias, pero Dios las mira como derrotas.  La Biblia dice que Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta Shur, pero en el corazón perdió la batalla delante de Dios.

     Existe una expresión muy común en los labios de muchos cristianos que he escuchado decir un sinnúmero de veces: El Señor sabe todas las cosas.  Con esta expresión tratamos de justificar nuestras acciones, por ejemplo: cuando no pagamos nuestros diezmos, cuando no vivimos en santidad, cuando cometemos algún pecado acostumbramos a decir, El Señor sabe todas las cosas y por ellos sabe que soy débil y que cedo ante las tentaciones, pero en el fondo de mi corazón, Él sabe que yo le amo.  Desde luego que Dios sabe todas las cosas y que es misericordioso, pero la Biblia dice en Nahúm 1:3: “Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable.”  Dios desea que obedezcamos lo que Él ha dicho y no dejemos de tantas excusas.  No podemos anteponer nuestros criterios, nuestros gustos o nuestras conveniencias a lo que Dios nos ha mandado.

     La Biblia dice que Saúl y el pueblo perdonaron a Agag rey de Amalec, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno y no lo quisieron destruir. 

V.- LAS CONSECUENCIAS DE LA DESOBENDIENCIA: (1 Samuel 15:10-13)

Esta decisión le trajo serias consecuencias a Saúl y Dios dice una de las expresiones más lamentables que se puede encontrar en la Biblia: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras.  Cuando desobedecemos a Dios, lo que hacemos es darle las espaldas y Él no puede seguir tratando con nosotros a menos que nos arrepintamos de todo corazón.

Esta es la clave para que Dios responda tus oraciones, si llevas mucho tiempo en la Iglesia y has pasado por mas bajos que altos, examinate y ve si estas obedeciendo de verdad o solo haces las cosas por cumplir, por lo que por tu desobediencia pasa lo del versículo 14 y 15 que dice :

 “1Sa.15.14.    Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?
1Sa.15.15.       Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

1Sa.15.21.       Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.
1Sa.15.22.       Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
1Sa.15.23.       Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

Esas vacas y ovejas representan nuestro pecado el cual mete bulla delante de Dios, hay la razón de que Dios no te escucha…

CONCLUSION

     Es lamentable que dentro del pueblo de Dios existan personas que sean rebeldes a la voz de Dios, que quieran vivir la vida de cualquier manera, que entienden la palabra de Dios, pero que no quieren obedecerle.  Que entienden que Dios demanda una vida santa, un andar santo, una conducta santa, pero ellos quieren vivir de cualquier manera y esperan que Dios los acepte así.  Dios no se agrada de eso.

Mucha gente en las Iglesia no consigue trabajo, las cosas no prosperan en su vida y sienten  resentimientos hacia Dios, por la forma cómo hablan, pero con el tiempo nos podemos dar cuenta como es la vida de esos hermanos, Dios te llama a ser fiel siempre, no solo cuando estés bien.

Dios dice en 1 Samuel 2:30: “porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.”

    Hermano, guárdate de tener un corazón recto para con Dios. Aunque se burlen de ti, te critiquen o te tengan en poco porque  eres distinto.  El Dios de los cielos ha hecho pacto contigo.  Él es quien cuida de ti y de los tuyos. Sé fiel, te dice el Señor y Él peleará tus batallas y te dará la victoria.  Que tu corazón esté dedicado siempre a servirle al Señor. 

La promesa de Dios:

Sal.91.14.        Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Sal.91.15.        Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
Sal.91.16.        Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.


     Cuando tu corazón está firme en obedecer la Palabra de Dios, no tienes que preocuparte de las cosas que vendrán, ni de lo que pueda acontecer, porque Dios te promete que Él va a estar contigo.  El Señor lo dijo por medio del profeta Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegará. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.

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